Si algo no te gusta ¡cámbialo! Si, ya sé que no es fácil, que no siempre es posible, que cuando llegaste ya funcionaba así… ¿Nada de lo que haces depende de ti?
Párate a pensar en todas las actividades que haces desde que te despiertas, fíjate en tus rutinas, en la manera en la que haces las cosas, incluso en los pensamientos que tienes cuando vas a iniciar una actividad. ¿Son del tipo “¡bah, otra vez al curre!”, “¡vaya mierda de trabajo!”, “un día más a aguantar a éste”…?
Piensa un momento de quién depende que te levantes con el tiempo justo y que acabes llegando tarde, de quién que las prisas te pongan de mal humor, de quién que como estás de mal humor te acabes molestando por cualquier comentario que alguien hace cuando llegas, de quién que como estás molesto abordes tu trabajo de mala gana.
Está en tu mano cambiar muchas de esas cosas. Para, reflexiona, toma conciencia de lo que haces y de lo quieres hacer y no haces, busca los obstáculos que te impiden hacerlo y encuentra la manera de salvarlos. Depende de ti.