Uno de los motivos de consulta más frecuente es la ansiedad. No podemos decir que siempre es algo negativo porque la ansiedad es activadora y porque nos proporciona información en situaciones de alerta.

Sí podemos decir que es una constante en nuestras vidas. Los problemas surgen cuando la ansiedad se convierte en un estado permanente, o cuando sus niveles nos hacen difícil controlarla.

La ansiedad es fundamentalmente anticipatoria. Esto quiere decir que, aunque no nos pase nada desde un punto de vista objetivo, la percepción de peligro se mantiene en el tiempo. Los peligros que anticipamos suelen ser bastante indeterminados. Es fácil que nos refiramos a ellos como algo malo alguna cosa, sin saber concretar que puede ser eso tan peligroso.

Es frecuente que, además de ese pensamiento anticipatorio de peligro, el estado ansioso se acompañe de síntomas físicos que pueden llegar a ser, en muchos casos, muy molestos. Mareos, opresión en el pecho, dificultades para respirar, palpitaciones o alteraciones del sueño, son frecuentes.

A ello se añade el estado de tensión, la preocupación, el malestar y la sensación de desasosiego. Es en estos casos, cuando debe tratarse, cuando es necesario acudir al psicólogo y aprender estrategias que nos permitan controlar los pensamientos negativos y manejarla adecuadamente.

Foto: Imagen de Gerd Altmann en Pixabay