¿Por qué nos quejamos en vez de actuar?
A menudo, tenemos la sensación, y así lo expresamos, de que la vida de los demás es mucho más interesante que la nuestra. Parece que los otros salen más, viajan más o que su vida diaria está repleta de acontecimientos que nosotros nunca llegaremos a vivir. Lo cierto que es que para la mayoría de las personas el día a día consiste en repetir lo realizado el día anterior, en un cúmulo de rutinas que configuran eso que llamamos la vida, que se ve sacudida de vez en cuando por un acontecimiento extraordinario, bueno o malo según la perspectiva de quien lo vive.
Lo cotidiano, por definición, es aquello que ocurre con frecuencia, lo habitual. La mayoría de nosotros nos levantamos más o menos a la misma hora porque las obligaciones nuestras o de los más cercanos nos lo imponen, realizamos casi las mismas acciones antes de salir de casa y una vez en la calle, salvo excepciones, nos dirigimos al mismo sitio: el trabajo, el cole de los niños o volvemos al lugar de dónde hemos salido porque nuestra actividad está en casa.