El esfuerzo. Psicólogos en Santiago. Confluir Psicología & Coaching
El esfuerzo ¿es garantía de éxito?

A los que ya somos del siglo pasado, por fecha de nacimiento, no necesariamente por mentalidad, nuestros padres nos educaron en el valor del esfuerzo. Si te esfuerzas lo conseguirás; para tener éxito en la vida hay que esforzarse. Seguro que lo hemos escuchado muchas veces. Es cierto que la medida del éxito no es la misma para unos que para otros y que algunos, a pesar de los logros alcanzados, es probable que no consideren que hayan conseguido lo pretendido.

Aun así, se entendía que nada se regalaba y que había que luchar para conseguirlo. No parece tan claro que hoy día estemos en la misma línea. Por un lado tenemos todas esas corrientes del positivismo mal entendido que predican que con ser feliz ya no necesitamos nada más y que hay que serlo a costa de lo que sea, las que apelan al universo para conseguir lo que se quiere porque dicen que con desearlo convencidos, lo que sea, vendrá solo, y la cruda realidad, la situación social y económica por la que atravesamos que hace que pongamos en duda cada día esa relación entre esfuerzo y resultado.

Comprobamos a diario que hay muchas personas que lo intentan, que se esfuerzan y que ponen todo de su parte para conseguir trabajo y para mantenerlo. Otros se arriesgan a emprender porque tienen una idea y quieren convertirla en una forma de ganarse la vida. Lo que vemos, también a diario, es que el mercado laboral no mejora, que las condiciones en las que se trabaja han empeorado considerablemente y que la prisa por conseguir resultados, y subvenciones, no deja tiempo a que los empleados sean capaces de poner en valor sus capacidades y habilidades.

Si el camino es el del emprendimiento se inicia una interesante carrera de obstáculos, los burocráticos, los de la financiación y los de la visibilidad. Es cierto que, como en todo, hay gente que emprende sin saber dónde se mete, sin conocimiento del sector y del negocio y, algo bastante habitual aunque suene raro, sin ser conscientes de que se deben a los clientes, que hay que cuidarlos, atenderlos y a algunos, literalmente, soportarlos. También es cierto que, muchos otros, sí que se han preparado concienzudamente antes de empezar y que saben de qué va la cosa. A pesar de ello, la tasa de supervivencia de las nuevas empresas en España a los 5 años, es una de las más bajas de la UE.

Al margen de cómo cada uno defina el éxito, si la intención al iniciar una acción es la de llevarla a término y conseguir una recompensa por el esfuerzo que supone mantenerla, por no decaer ante las dificultades y por mantener la moral para no rendirse, vemos, demasiado a menudo, como para mucha gente, el esfuerzo realizado no sirve más que para convencerse a uno mismo de que al menos lo ha intentado, porque la tan ansiada recompensa no siempre llega.

¿Quiere esto decir que no merece la pena esforzarse, que hay que dejar que las cosas pasen? Evidentemente, no. Es difícil conseguir logros sin esfuerzo, pero hay que saber que no siempre, a pesar del esfuerzo se consiguen y que cuando esto es así, hay que volver a intentarlo.

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