Cómo nos afecta tener una baja autoestima

Cómo nos afecta tener una baja autoestima

Una clásica definición es la que dice que la autoestima es el valor, la consideración y el afecto que cada persona siente respecto a si misma. ¿Qué influencia tiene esto en nuestro día a día? Podemos ver, fácilmente, que tiene una gran influencia.

Cuando la autoestima está en el nivel adecuado, nos percibimos de una manera realista, nos aceptamos, sin que ello impida que queramos mejorar, y nos sentimos personas valiosas dignas de ser queridas y apreciadas por otros. Esto hace que tendamos a valorar nuestro tiempo, nuestro espacio y nuestra capacidad para pensar y para tomar decisiones.

Las personas con una baja autoestima tienden a pensar que no son merecedoras de consideración, por lo que se sienten incómodas con los reconocimientos y halagos, le quitan importancia a lo que hacen, por meritorio que sea, e incluso, pueden sentir rechazo hacia las muestras de afecto.

(más…)
Razonamiento o excusa

Razonamiento o excusa

Cuántas veces nos encontramos al cabo del día dando explicaciones y elaborando razonamientos complejos sobre lo que teníamos que hacer y no hicimos, lo que debimos decir y no dijimos o lo que se esperaba de nosotros y no llegó a concretarse. Las justificaciones y razonamientos son habituales en nuestro discurso, tanto que ni siquiera nos damos cuenta de que lo hacemos hasta que escuchamos aquello de “no me pongas excusas”.

Una excusa es, por definición, un motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión (RAE). Cuando no cumplimos los compromisos o aplazamos una acción, habitualmente, generamos cierto nivel de ansiedad, nuestro pensamiento nos lleva repetidamente al recuerdo de lo pendiente y nos vemos impelidos a eliminar la tensión y el malestar que esta situación nos genera ¿Qué hacemos, entonces? Buscar alguna justificación que nos permita recuperar el equilibrio psíquico perdido.

(más…)
Pensar mucho ¿lo mismo que pensar bien?

Pensar mucho ¿lo mismo que pensar bien?

Foto: Geralt. Pixabay

¿Pensar mucho es lo mismo que pensar bien?

La forma en la que pensamos sobre las cosas nos facilita una mejor definición de los problemas y una mejor búsqueda de alternativas. Se trata de cambiar el “pensar mucho” por el “pensar bien”, siendo bien la forma que nos permite conseguir nuestros objetivos, o lo que es lo mismo, la que nos permite ir desde dónde estamos hasta dónde queremos estar.

Habitualmente, tendemos a pensar de dos maneras: en círculo, lo que se manifiesta en expresiones como “yo le doy muchas vueltas a las cosas” o “no hago más que darle vueltas” o en túnel, queriendo ver un punto en la lejanía viendo negro todo lo demás: “no tengo otra opción” o “es que no soy capaz de ver otra salida”. Lo cierto es que tanto una forma de pensar como la otra son tremendamente limitadoras. La primera porque a lo que damos vueltas una y otra vez es al problema, no a las posibles soluciones, y la segunda porque ese efecto túnel nos impide ver cualquier otra posibilidad obcecados en no mirar en otras direcciones.

(más…)
¿Qué nos aportan las críticas?

¿Qué nos aportan las críticas?

Si nos preguntan qué nos aportan las críticas y queremos dar una respuesta socialmente deseable, es muy probable que digamos que nos ayudan a mejorar, que nos hacen reflexionar o algo similar. Lo cierto es que no nos gustan las críticas. Cuando alguien analiza nuestros pensamientos o nuestros actos para después hacer comentarios en contra de ellos, solemos sentir desagrado y malestar.

Aunque hablamos de críticas constructivas y destructivas, lo cierto es que pocas veces nos ayudan a construir nada. Unas veces  porque, fruto de su propia torpeza, el que la formula lo hace convirtiendo el error o el descuido en un ataque personal y otras porque el que critica no es torpe, sino malvado, y su intención es desahogarse o hacer daño más que ayudar a corregir errores.

La crítica, si realmente pretende ser constructiva, debe cumplir dos requisitos fundamentales: centrarse en las conductas sin atacar la integridad personal y aportar soluciones concretas que realmente orienten dicha conducta hacia la posibilidad de mejorar.

(más…)
La necesidad de controlarlo todo

La necesidad de controlarlo todo

La necesidad de ejercer control  es una característica bastante acentuada en muchas personas que conocemos. Algunas, incluso, se reconocen o se definen como controladoras y, curiosamente, son capaces de ejercer ese control sobre las cosas y sobre otras personas pero rara vez sobre sí mismas. Llevan a gala el que nada se les escape y el que los demás hagan las cosas a su manera, por otro lado, la única correcta.

El controlador sólo se siente seguro cuando las cosas suceden según lo planificado lo que, en realidad, sucede sólo en algunos ámbitos de su vida y sólo algunas veces, como en el plano laboral cuando la situación permite hacer previsiones sobre variables muy conocidas o en el personal cuando la mayoría de los que le rodean se ciñen a sus condiciones por no soportar sus reacciones ante la contrariedad. En el plano de las relaciones sociales, en general, el controlador no suele desenvolverse bien a pesar de las apariencias.

Las personas controladoras suelen ser, a la vez, muy inseguras. Su falta de flexibilidad y su incapacidad para reaccionar ante lo imprevisto les genera la necesidad de moverse sobre seguro y se obligan a mantener el control como una forma de eliminar la tensión que les produce la posibilidad de dejarse ir.

(más…)
Los valores en la organización.

Los valores en la organización.

Foto: Carmen Ariza
 
Blogs El Correo Gallego. La Caja Sináptica

Cuando, en la formación empresarial, se menciona el tema de los valores, la primera reacción de los asistentes suele ser de sorpresa que se incrementa cuando les haces ver la enorme influencia que tienen en la conducta en general y en el comportamiento organizacional en particular. Aunque es innegable que en los últimos tiempos, sobre todo, las grandes corporaciones se han llenado la boca o, en su caso,  la tecla y la web,  de explicaciones sobre su misión, su visión y, como no, sus valores, parece que el término no ha llegado a calar, o al menos no se ha interiorizado lo suficiente, como para que cuando se menciona ante personas que pertenecen a la organización no suene a novedad o resulte sorprendente.

Estamos demasiado acostumbrados a racionalizar, a ver o a palpar y cuando se nos presentan conceptos difíciles de asir como la equidad, la excelencia o la integridad, parece que nos exigen un plus de reflexión que no es necesario cuando alguien nos dice que su objetivo es vender refrescos, electricidad o alimentos infantiles. Lo cierto es que cuando se hace esa reflexión es fácil encontrar ciertas contradicciones entre lo explicitado como valores de la empresa y lo que se percibe en el día a día y algunas discrepancias entre los valores propios y los que mantiene la organización, sobre todo, por la vía de los hechos.

(más…)
¿Por qué nos quejamos en vez de actuar?

¿Por qué nos quejamos en vez de actuar?

A menudo, tenemos la sensación, y así lo expresamos, de que la vida de los demás es mucho más interesante que la nuestra. Parece que los otros salen más, viajan más o que su vida diaria está repleta de acontecimientos que nosotros nunca llegaremos a vivir. Lo cierto que es que para la mayoría de las personas el día a día consiste en repetir lo realizado el día anterior,  en un cúmulo de rutinas que configuran eso que llamamos la vida, que se ve sacudida de vez en cuando por un acontecimiento extraordinario, bueno o malo según la perspectiva de quien lo vive.

Lo cotidiano, por definición, es aquello que ocurre con frecuencia, lo habitual. La mayoría de nosotros nos levantamos más o menos a la misma hora porque las obligaciones nuestras o de los más cercanos nos lo imponen, realizamos casi las mismas acciones antes de salir de casa y una vez en la calle, salvo excepciones,  nos dirigimos al mismo sitio: el trabajo, el cole de los niños o volvemos al lugar de dónde hemos salido porque nuestra actividad está en casa.

(más…)