Blogs El Correo Gallego La Caja Sináptica
Fuente foto: www.theconversation.com
Las emociones, a lo largo de la historia, no han sido precisamente el objeto central del interés del mundo laboral y empresarial. Sólo a partir de que Goleman, a mediados de los 90, divulgara a nivel mundial el concepto de Inteligencia Emocional, se pararon las grandes organizaciones a considerarlas como algo presente en el día a día de la gestión empresarial.
Lo que observamos a menudo los que impartimos docencia en el ámbito de los Recursos Humanos y de la empresa, es que el concepto se menciona como si por el hecho de hacerlo todos estuvieran al cabo de la calle de lo que es la inteligencia y de lo que son las emociones. Lo que sucede con frecuencia es que no se sabe lo que es ni lo uno, ni lo otro. Lo que sucede, también, es que, eso sí, todos nos hemos quedado con la idea de que el 70 o el 80% del éxito empresarial depende de la inteligencia emocional, obviando que tanta inteligencia emocional sin conocimientos técnicos que permitan desempeñar el trabajo no sirve, como tampoco los conocimientos si pasamos por alto las emociones.
Lo que es un hecho, es que prestar atención al mundo emocional nos proporciona una visión mucho más amplia de la realidad del comportamiento humano, dentro y fuera del ámbito laboral. Ya Gardner, por mencionar a uno de los más recientes y conocidos autores, premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales en 2011, cuando acuñó el concepto de Inteligencias Múltiples en los ochenta, poniendo en entredicho el famoso Cociente Intelectual, decía que dos de esas inteligencias, la intrapersonal y la interpersonal estaban relacionadas con la capacidad de acceder y conocer la propia vida emocional en el caso de la primera y la de los otros en el de la segunda.
En el ámbito laboral y fuera de él, el descontrol de nuestras emociones y el desconocimiento de su origen y de su influencia en nuestro comportamiento, puede provocar no solo un gran malestar interno, también pueden ser una fuente de conflictos, de mala resolución de los problemas y de una nefasta gestión de personas.