La caja Sináptica. Blogs El Correo Gallego
¿Os habéis parado a pensar que cuando conocemos a alguien, una de las primeras cosas por las que nos interesamos es por saber a qué se dedica? ¿Y que cuando nosotros nos presentamos tardamos muy poco en decir cuál es nuestra actividad habitual? Lo mismo hacemos cuando hablamos de otros con alguien que no los conoce.
El trabajo es un eje central en nuestra vida, tanto que si reflexionamos un momento sobre lo que hacemos cada día, nos daremos cuenta de que nos levantamos en función de la hora de entrada al trabajo, que nuestras comidas dependen de nuestro horario laboral o que el ocio y las vacaciones se planifican según lo que nos imponga nuestra empresa. No hacemos proyectos sin saber cuánto tiempo libre nos dejará el trabajo.
La actividad que desarrollamos no sólo nos permite pagar las facturas, nos da posición y prestigio, nos identifica socialmente y hace que nos sintamos útiles. Cuando en momentos de crisis económica como el actual, tanta gente pierde el trabajo, no sólo pierde la manera de ganarse la vida, de pagar la luz o de poder ir de vacaciones, pierde una parte de lo que nos identifica como personas, como seres autónomos y socialmente útiles. Las altas cifras de paro no son sólo una tragedia social, cada parado es una persona que ha perdido una parte importante de sí misma.