A menudo utilizamos la palabra depresión con demasiada ligereza y ante cualquier contratiempo o problema decimos que estamos deprimidos para expresar que estamos tristes. La depresión va más allá y es un trastorno emocional serio que provoca cambios  en la forma de sentir,  de pensar y en la de comportarnos.  Los signos principales son sensación de vacío, incapacidad para el placer, desinterés, llantos incontrolados, sentimientos de inutilidad y de culpa, fatiga, incapacidad para concentrarse y en definitiva una visión muy negativa de uno mismo y de la vida que suele provocar pasividad y aislamiento.

Al tener pensamientos negativos, se producen sensaciones emocionales dolorosas y como consecuencia una dificultad para realizar cualquier esfuerzo y actividad que podría ser fuente de satisfacción, lo que refuerza el círculo vicioso  que mantiene la depresión.

Es necesario producir cambios en la forma de ver las cosas mediante un programa de tratamiento adaptado a cada caso que ha de estar enfocado a trabajar los pensamientos negativos y el malestar emocional restableciendo la esperanza y la actividad.