El desarrollo profesional es una aspiración habitual en la mayoría de las personas. Gran parte de nuestra vida transcurre en el ámbito laboral. Del trabajo obtenemos recursos económicos, nos proporciona la posibilidad de interactuar con otras personas, de desarrollar nuestros conocimientos y habilidades, y de obtener reconocimiento o satisfacción.
Cuando empezamos a trabajar generamos una serie de expectativas respecto a como será nuestra estancia en la empresa, las personas que conoceremos, el reconocimiento que recibiremos y las posibilidades que existirán de promocionarnos, ascender o mejorar en nuestro puesto de trabajo.
Todas estas expectativas no siempre se cumplen, puede que nos encontremos con dificultades de relación con nuestros jefes o compañeros, que las actividades que desarrollamos no se ajusten a nuestras capacidades o formación, que pasado un tiempo veamos que la esperada promoción no llega o que, pese a nuestro esfuerzo, no conseguimos llegar a las metas que nos habíamos propuesto. Estas dificultades nos desmotivan, minan nuestra autoestima y nos bloquean a la hora de resolver problemas y tomar decisiones.
A veces, los obstáculos son estructurales y están relacionados con las características de la propia organización y aunque parece que ante esto poco podemos hacer, lo cierto es que podemos aprender nuevas maneras de afrontar las situaciones. Cuando los obstáculos son de índole personal, la posibilidad de hacer cambios y que estos cambios nos permitan conseguir nuestras metas es mucho mayor.
El psicólogo del trabajo es un experto en el comportamiento humano en el ámbito de las organizaciones que puede ayudarte a afrontar las dificultades que se presentan en el trabajo y a poner en práctica nuevas habilidades que faciliten la resolución de los problemas que te encuentras en el desempeño de tu actividad laboral.