El síndrome del Burnout o de Estar quemado, se caracteriza por la sensación de cansancio emocional, la falta de realización personal y un cambio de comportamiento, lo que se conoce como despersonalización, hacia las personas con las que se trabaja, que se traduce en conductas de trato desagradable e, incluso, despreciativo.
Es habitual en trabajos que tienen por objeto la atención a otras personas, ya sea en contextos sanitarios, académicos o de otro tipo. La persona quemada va desmotivandose progresivamente, pierde interés por la tarea que realiza, se vuelve irritable o indiferente y su rendimiento disminuye.
El síndrome de Burnout se relaciona con situaciones de estrés mantenido durante mucho tiempo que no se ha afrontado de la manera adecuada. El agotamiento físico y mental produce que la situación de estrés se vaya manejando cada vez peor, que el nivel de resistencia sea cada vez más bajo y que todo ello vaya produciendo un deterioro importante en la salud física y psíquica de la persona.
La sintomatología, como sucede en las situaciones de estrés, es variada y puede ir desde dolores musculares hasta enfermedades psicosomáticas, alteraciones del sueño y alteraciones del comportamiento familiar y social.