No es lo mismo estar triste que estar deprimido. La tristeza es una emoción producida por diferentes razones. Por ejemplo, nos pone tristes ver el dolor o la desgracia de otra persona o la pérdida de un ser querido.
La depresión es algo diferente a estar triste, aunque la tristeza y la bajada del estado de ánimo también formen parte de sus síntomas.
La depresión produce cambios que afectan a todos los aspectos de la vida de una persona. El pensamiento negativo, la pérdida de la ilusión y la sensación de que vivir se hace muy difícil son habituales en las personas deprimidas.
También el pensamiento se ve afectado en la depresión: la incapacidad para concentrarse, para retener o recordar cosas sencillas y para pensar con cierta objetividad hacen que cualquier tarea que requiera un esfuerzo intelectual se convierta en un reto difícil de alcanzar.
La sensación de vacío, la incapacidad para experimentar placer por las cosas que antes nos satisfacían, el desinterés general y los sentimientos de culpa son síntomas de depresión.
El dolor es intenso y son frecuentes los episodios de llanto, la visión negativa de uno mismo y, por lo tanto, la desgana y la fatiga que llevan a la persona a aislarse, a rehuir el contacto social y reducir su actividad.
La intervención se enfoca en modificar los pensamientos negativos, lograr que mejore el estado de ánimo y se reduzca el malestar y, como consecuencia, la vuelta a la actividad y la recuperación de las ganas de vivir.